El viernes 31 de octubre del
año en curso, se llevó a cabo la conferencia de prensa por parte de los
Titulares de la Unidad de Planeación Económica de la Hacienda Pública (Ernesto
Revilla), la Unidad Política de Ingresos Tributarios (Rodrigo Barros), y la Unidad
de Política y Control Presupuestario (Isaac Gamboa) de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público; el motivo de la reunión fue por la presentacióndel
documento “Informes sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la
Deuda Pública” para el tercer trimestre de 2014.
El reporte anterior está
constituido por tres apartados (la descripción sobre la situación económica
tanto nacional como internacional; las finanzas públicas, y la deuda pública
del Gobierno Federal). En la primera parte, se encuentran los señalamientos
sobre el comportamiento en los precios. Destaca las problemáticas que están
enfrentando las economías de Japón, la Unión Europea, Estados Unidos y por
supuesto, México.
Los dos primeros de la lista
están sufriendo por la caída generalizada en los precios, es decir, por la
deflación. ¿Por qué es malo o una preocupación? Desde la perspectiva del
consumidor, parece que la situación no debería de ser un asunto de alarma
porque a quién no le gustaría pagar menos por la adquisición de bienes y
servicios. Sin embargo, si la tendencia continúa, los agentes económicos
dejarían de comprar hoy, esperando que en el futuro puedan pagar menos, y de
esta manera, logran “estirar” su gasto o hacerlo rendir. La dificultad que
estarían ocasionando es que las demandas bajarían, las empresas estarían
acumulando mercancías o venderían menos; en consecuencia, tendrían que ser más
cautelosos –los oferentes- en la solicitud de nuevos pedidos o en la generación
de volúmenes de producción (¿para qué seguir amontonando artículos -no tiene
caso-?); entonces, la probabilidad de que aumente el no uso de los insumos
(trabajo, capital, materias primas) se vuelve una realidad. Y entre éstos, el
surgimiento del desempleo (despidos y/o cancelación de plazas) se manifiesta
con alarmas y preocupaciones para las autoridades de la política económica, los
empleados y la sociedad.
También, los estadounidenses
han presenciado una situación similar (tendencia hacia la baja) en el los
precios durante los últimos tres años (mediados de 2011 a principios de 2014,
después de las problemáticas que implicó la gran crisis de 2009). En contraste,
los mexicanos hemos padecido elfenómeno inflacionario;no obstante, las personas
que cuentan con edades entre los dieciocho a los treinta años, no conocieron
niveles de inflación que casi alcanzaron el 180% (finales de la década de los
ochenta); en cambio, ellos han “gozado” con reportes en la variabilidad en los
precios que giran en un rango entre el 3
al 6.7%, inclusive, se ha mantenido en valores de un dígito desde inicios del
año 2000.
Esas generaciones nacieron
sin saber los efectos que se ocasionan en una economía por la burbuja
inflacionaria. Además, el comparativo señala que, cuando menos, se enfrentan
otros tiempos –diferentes- que lleva a la conclusión de que el mandato que
tiene el Banco de México por lograr una estabilidad de precios, va en la
dirección correcta; asimismo, resultado de acciones que se concretaron en su
momento como fueron la autonomía de la institución en comento y la entrada en
vigor de una nueva unidad monetaria (1993) que se llamó “nuevos pesos”.
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