En una entrega anterior, se
describió una semblanza –a grandes rasgos- sobre la vida profesional y
académica del primer Director de la Facultad de Economía de la Universidad
Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), el Mtro. Manuel Aguilera Gómez, quien
presentó su libro “La Banca en México Origen, Evolución y Perspectivas” dentro
del marco de la “XXIV Semana de Economía 2014. Cambios en la Estructura
Económica y Comercial de México”.
Los comentarios sobre la
publicación estuvieron a cargo de los siguientes catedráticos: el Mtro. David
Vega Niño (Secretario General de la UASLP y ex Director de la Facultad de
Economía para el periodo 2004-2012); el Mtro. Moisés Braulio García Martínez
(profesor-investigador y especialista en el área financiera), y por el Dr. Pedro
I. González Ramírez. Los tres resaltaron la pertinencia e importancia sobre la
temática. Y en particular, se cita el testimonio del Mtro. García Martínez para
–aprovechar- el desarrollo de la presente entrega. Dijo que a él le tocó vivir
de cerca el “golpe” que significó el estallido de la crisis económica durante
el último mes de 1994 (episodio conocido como el “error de diciembre”); puesto
que, se encontraba inmerso en el mundo laboral del sistema financiero mexicano
en aquella época. (Hasta aquí, la puntualización del segundo comentarista.) Los
siguientes años fueron tiempos para la recuperación, y una de las medidas que
fue motivo de constantes controversias fue cubrir las deudas de los bancos a
través de la aplicación del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).
Hay que recordar que este
programa se estableció en 1990 durante la administración federal de Carlos
Salinas de Gortari, como una disposición para enfrentar las problemáticas que
se pudiesen suscitar en el sistema bancario del país. Y motivos habían muchos
que justificaron su creación, consecuencia de la famosa década pérdida que
atravesaron los mexicanos en los ochenta, y que se caracterizó por la racha de
varias crisis sexenales. La intención que se pretendió con la operación del Fobaproa
fue evitar que las instituciones bancarias “quebraran” o cerraran. ¿Se imaginan
que lo poco o mucho que tuviese ahorrado, de repente se perdiera?, ¿o qué ya no
lo pudiese recuperar?, ¿o que le dijeran que no hay dinero disponible, y
mientras tanto, lo necesita para una emergencia?
Así que, en el libro se
encontrará la cita de este episodio y otros más. Asimismo, el Mtro. Aguilera no
perdió la oportunidad para ofrecer una exposición detallada sobre el contenido
de su publicación durante su visita a la Facultad de Economía, y la complementó
con la narración de varias anécdotas que presenció durante su paso en el sector
público. No se pudo evitar el pronunciamiento sobre la percepción de que se
agregaron deudas con cargo al Fobaproa, que fueron el resultado de actos de
corrupción. Inclusive, una de las exigencias de la sociedad –por varios años-
fue la revelación y la identificación de los nombres y apellidos de quienes no
debieron de ser “rescatados”, y esta demanda popular llegó a trascender en los
compromisos de varias campañas políticas.
El debate sigue y
continuará. A veinte años de la crisis económica, ya se vivió otra fase de
dificultades (2008-2009) que iniciaron en los Estados Unidos, y que estos
hechos impulsaron las medidas para reforzar los controles sobre el sistema
financiero, y en particular, para la banca en México. Incluso, el Fobaproa se
transformó en el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB).
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