lunes, 22 de junio de 2015

Juego monetario entre Banco de México y la Reserva Federal.

Durante la semana pasada, se cumplió –de acuerdo con el calendario- la reunión programada por parte del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FED) en Estados Unidos. El anuncio que destaca fue no aumentar el rango porcentual objetivo, ubicado entre el 0 al 0.25 por ciento, en la tasa de los fondos federales; esta decisión se debió a la “postura” por seguir apoyando –no obstaculizar- el crecimiento económico hacia su máximo potencial y lograr la estabilidad en los precios de esta nación (converger al 2 por ciento).



Esta historia ya se volvió un “disco rayado”. Y se seguirá especulando sobre cuándo las autoridades monetarias norteamericanas tomarán la medida por incrementarla; ahora, las posibilidades se reducen a cuatro “momentos” para este 2015, es decir, las próximas juntas del Comité: 28 y 29 de julio; 16 y 17 de septiembre; 27 y 28 de octubre, y 15 y 16 de diciembre. Hay otras opiniones que recomiendan que la FED debería de esperar con el inicio de la “normalización” en la política monetaria hasta principios o mediados del 2016. Así que, las noticias económicas y financieras girarán alrededor de la incertidumbre por este tema.



Mientras tanto, el Banco de México puso a disposición del público en su portal de Internet la minuta de la reunión del 4 de junio del 2015 durante la cual se analizaron las condiciones y las perspectivas económicas externas que afectan al país, así como, las internas para también decidir en relación con la tasa objetivo, manteniéndola en el 3 por ciento. De esta manera, el mensaje que se reitera por parte de la banca central mexicana es ajustarse a los movimientos en Estados Unidos; por un lado, no resultaría conveniente adelantarse con una subida porque los costos superarían a los beneficios, y por el otro, no reaccionar de manera inmediata generaría un escenario no adecuado (se presentaría una fuga de capitales, crecería la demanda por el dólar y se reduciría su oferta, esto provocaría que el precio por esta divisa se fijará en los dieciséis pesos o más, se tendría una mayor probabilidad de que lo anterior pudiese “contaminar” las expectativas en precios, perdiéndose el éxito por consolidar la meta inflacionaria).




También lo que se dejó en claro en la más reciente sesión de la Junta de Gobierno del Banco de México es que ante cualquier amenaza por no converger hacia el 3 por ciento en inflación, no se dudará en subir la tasa de interés objetivo, independientemente de lo que haga la FED. ¡Y está bien que cumpla con su labor la primera institución! El problema que ocasionaría sería desalentar las inversiones productivas porque el financiamiento se volvería más costoso, aquí la lista de los limitantes al crecimiento económico se ampliaría –tomando como base el libro de Arturo Huerta González- de dos (peso fuerte y disciplina fiscal) a tres (agregar la “defensa” por la estabilidad en precios). En contraste, el impacto positivo -subir el interés- recaería en los ahorradores.

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