Durante
la semana pasada, se cumplió –de acuerdo con el calendario- la reunión
programada por parte del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva
Federal (FED) en Estados Unidos. El anuncio que destaca fue no aumentar el
rango porcentual objetivo, ubicado entre el 0 al 0.25 por ciento, en la tasa de
los fondos federales; esta decisión se debió a la “postura” por seguir apoyando
–no obstaculizar- el crecimiento económico hacia su máximo potencial y lograr
la estabilidad en los precios de esta nación (converger al 2 por ciento).
Esta
historia ya se volvió un “disco rayado”. Y se seguirá especulando sobre cuándo
las autoridades monetarias norteamericanas tomarán la medida por incrementarla;
ahora, las posibilidades se reducen a cuatro “momentos” para este 2015, es
decir, las próximas juntas del Comité: 28 y 29 de julio; 16 y 17 de septiembre;
27 y 28 de octubre, y 15 y 16 de diciembre. Hay otras opiniones que recomiendan
que la FED debería de esperar con el inicio de la “normalización” en la
política monetaria hasta principios o mediados del 2016. Así que, las noticias
económicas y financieras girarán alrededor de la incertidumbre por este tema.
Mientras
tanto, el Banco de México puso a disposición del público en su portal de
Internet la minuta de la reunión del 4 de junio del 2015 durante la cual se
analizaron las condiciones y las perspectivas económicas externas que afectan
al país, así como, las internas para también decidir en relación con la tasa
objetivo, manteniéndola en el 3 por ciento. De esta manera, el mensaje que se reitera
por parte de la banca central mexicana es ajustarse a los movimientos en
Estados Unidos; por un lado, no resultaría conveniente adelantarse con una
subida porque los costos superarían a los beneficios, y por el otro, no
reaccionar de manera inmediata generaría un escenario no adecuado (se
presentaría una fuga de capitales, crecería la demanda por el dólar y se
reduciría su oferta, esto provocaría que el precio por esta divisa se fijará en
los dieciséis pesos o más, se tendría una mayor probabilidad de que lo anterior
pudiese “contaminar” las expectativas en precios, perdiéndose el éxito por
consolidar la meta inflacionaria).
También
lo que se dejó en claro en la más reciente sesión de la Junta de Gobierno del
Banco de México es que ante cualquier amenaza por no converger hacia el 3 por
ciento en inflación, no se dudará en subir la tasa de interés objetivo,
independientemente de lo que haga la FED. ¡Y está bien que cumpla con su labor
la primera institución! El problema que ocasionaría sería desalentar las
inversiones productivas porque el financiamiento se volvería más costoso, aquí
la lista de los limitantes al crecimiento económico se ampliaría –tomando como
base el libro de Arturo Huerta González- de dos (peso fuerte y disciplina
fiscal) a tres (agregar la “defensa” por la estabilidad en precios). En
contraste, el impacto positivo -subir el interés- recaería en los ahorradores.
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