Durante
la semana, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE) a través de su Jefa del Departamento de Economía, Catherine L. Mann,
presentó el panorama económico que atraviesa el mundo en estos primeros meses
del 2015, así como, algunos datos que se esperan para éste y el siguiente año.
Con el anuncio, se pusieron a disposición del público, en el portal Web de la
institución, la información en comento y los pronósticos respectivos. A partir
de lo anterior, se tomaron –solamente- las estimaciones que pudiesen ocurrir
para finales del año en curso en México y para las siguientes variables –tres-:
la tasa anual del Producto Interno Bruto (PIB) será del 2.9%; la tasa de desempleo
finalizará en 4.7%, y la inflación se ubicará en 3.5%.
Hay
que destacar que la OCDE prevé que la economía mexicana crecerá menos, si se
compara con la cifra previa que manejó del 3.9%. De esta manera, la institución
se suma al consenso –no voluntario- que ya manifestaron otras “voces” (Fondo
Monetario Internacional, Comisión Económica para América Latina y el Caribe,
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Banco de México, y especialistas del
sector privado que son encuestados) sobre lo que se espera a los residentes
nacionales. ¿Está situación es buena o mala? Depende del cristal con que se
mire.
Resulta
no conveniente porque el crecimiento del país depende de los acontecimientos
internacionales. El principal factor que influye es la situación económica
“modesta” que sufre los Estados Unidos; inclusive, su Departamento de Comercio
presentó la cifra revisada de su PIB para los primeros tres meses del 2015,
teniéndose un -0.7%, en contraste, el primer dato que dio a conocer fue del
0.2%. El dólar sigue siendo “presa” de la apreciación. Continúa la
incertidumbre sobre cuándo subirán las tasas de interés en esta economía. Los
problemas que podría enfrentar Grecia por no cubrir los vencimientos de su
deuda. El precio internacional del petróleo que no se recupera a los niveles
que alcanzó hace un año.
No
es afortunada porque la dinámica de México no se “mueve” a partir de los
motores internos o propios. Además, al revisar la serie histórica del PIB
nacional para tener un panorama más amplio, “recuerda” la tendencia hacia la
baja en este indicador desde hace décadas. Y no es conveniente por el momento
social y político que se atraviesa ante el proceso electoral, la percepción de
inseguridad y corrupción, y –todavía de “pilón”- la cancelación de la evaluación
magisterial.
Por
otro lado, a pesar de lo escrito previamente, las notas buenas a destacar son:
a) la tasa anual del PIB del 2.5% para el primer trimestre de este 2015 en
México (peor hubiera sido una cifra negativa o cuando menos se creció un poco
más a lo que esperaban los analistas); b) una reserva internacional suficiente
que se está utilizando para controlar la volatilidad que ha presentado el peso
en lo que va del año; c) la disponibilidad de la línea de crédito flexible que
autorizó el Fondo Monetario Internacional; d) la creación del Sistema Nacional
Anticorrupción; e) no obstante, la suspensión de la evaluación para los
maestros, el resto de las reformas estructurales van “caminando”; f) la Junta
de Gobierno del Banco de México mantuvo en 3% la tasa de interés interbancaria
a un día; g) la inversión fija bruta aumentó en 5.3% en marzo de 2015 en
relación con el mismo mes del 2014; h) se logrará la meta inflacionaria; i) la
“lucha incansable” por la estabilidad macroeconómica, y j) los espectaculares
anuncios de inversión por parte del Grupo Modelo y GICSA.
¡La
información está en la balanza! Señal de datos mixtos, y por ende, la
incertidumbre económica.
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