Una
vez concluido el referéndum en Grecia, el resultado que ganó fue el “NO”, es
decir, los ciudadanos decidieron –por mayoría- rechazar las condiciones de los
acreedores a cambio de recibir la ayuda monetaria por la difícil situación de
deuda. Después de este ejercicio democrático, las autoridades helenas llegan
con el respaldo popular, político y el orgullo “inflado” para sentarse a las
mesas de negociación y volver a discutir propuestas.
Ahora,
transcurrida una semana de la votación, Alexis Tsipras (Primer Ministro griego)
y su equipo más cercano de colaboradores tienen que elaborar el plan de trabajo
para resolver la problemática por la que atraviesan y presentarla a los
acreedores quienes la analizarán, y definirán una postura en relación con la
misma. Esto ha sido la historia en los recientes días (un “estira y afloja”).
Han ganado un poco –pero muy poco- de tiempo, desean superar esta complicada
etapa con las mínimas pérdidas y malestares hacia su población (en estos
momentos, no pudieron evitar el “corralito” porque si no lo hubieran aplicado,
estarían enfrentando una fuga masiva de capitales y dejarían al sistema
bancario sin recursos, y en consecuencia a su economía, por eso, las
restricciones).
Aprovechando
esta tragedia, a veces no es posible evitar las comparaciones para preguntarse
en el terreno del “hubiera” por el siguiente planteamiento: ¿qué hubiera pasado
con la economía mexicana si el Presidente de la República pone en marcha un
ejercicio de consulta durante el sexenio de 1998 - 1994 y dejar al pueblo con
la responsabilidad para tomar una decisión como lo han hecho los griegos? Probablemente,
hubiera ocurrido una intensa campaña de promoción por el “SI” y habrían
resaltado los desastres por el “NO”
–especulando- (¿recuerdan la publicidad por televisión a favor del Tratado de
Libre Comercio con América del Norte?). ¿Los acreedores habrían permitido dejar
que sucediera este referéndum en el país? ¿O no resulta válido este contraste
entre México y Grecia porque las condiciones históricas, económicas, políticas
y sociales son muy distantes? En fin…
Regresando
a la realidad, continúa la incertidumbre en el mundo y para intensificarla,
aparece en el escenario China con una “burbuja” que se está desarrollando en el
ámbito bursátil y ante la expectativa del reporte del Producto Interno Bruto
para el segundo trimestre del 2015 (las apuestas son que la cifra sobre la tasa
en referencia será menor). Mientras tanto, no se ha podido detener la tendencia
hacia la alza en la cotización entre el dólar y el peso mexicano que se explica
–en parte- por el problema de endeudamiento en Grecia y por no saber cuándo la
Reserva Federal iniciará con los incrementos en la tasa de interés en Estados
Unidos.
A
pesar de todo esto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)
informó que la inflación en el país se ubicó en 2.87 por ciento, al medirse de
junio 2014 a este mismo mes del año en curso. Este número manda la señal del
“control” en esta variable, no obstante, que cada día se sigue importando más
caro (siempre y cuando las transacciones no estén cubiertas). También indica
que el impacto o la relación causa-efecto entre el tipo de cambio y la
variabilidad en los precios al interior de la economía mexicana no es
significativa o trascendente como lo fue en la década de los ochentas y
noventas (¡otro comparativo!), en consecuencia, la inflación es explicada –hoy
en día- por otras razones más importantes. (Interrogante: ¿cuáles serían?, ¿el
avance en la productividad?, ¿las reformas estructurales que están avanzando?,
¿realmente está cambiando la “estructura” que está rompiendo con el ciclo
perverso entre dólar-inflación?)
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