Hace un par de semanas, el Banco de México
publicó el Programa Monetario 2015, en cumplimiento al artículo 51 de su
legislación, que contiene los lineamientos que se seguirán para la conducción
de la política monetaria y que se alinean al objetivo de la institución que es
la estabilidad en el poder adquisitivo del peso.
Algunos puntos a destacar del documento son:
Primero, se reitera que la meta de inflación
que se pretende alcanzar para este 2015 es de 3 por ciento, permitiendo un
rango de variación de más/menos un punto porcentual. Al momento, el dato más
actual que se tiene sobre la variable en comento es de 3.07 por ciento para el
periodo que abarca de enero 2014 al primer mes del 2015. Y si se revisa la
cifra previa, se tuvo un 4.08 por ciento de variación positiva en el Índice Nacional
de Precios al Consumidor. Destaca una racha a la baja en dos meses consecutivos,
que coincide con la dolorosa “cuesta de enero”, por lo que, se tendría que
estar reflejando en un mayor rendimiento del dinero que dispone la gente,
¡ojalá que así sea!
Obviamente, es prematuro adelantar éxitos, el
año apenas está comenzando, hay eventos externos (el conflicto geopolítico
entre Rusia y Ucrania; el endeudamiento en Grecia; el Producto Interno Bruto
para Estados Unidos que resultó menor a lo que se esperaba; la normalización de
la política monetaria norteamericana) que están fuera de las manos de los
responsables de la política económica en el país y que pudiesen afectar la trayectoria
en los precios. Sin embargo, los argumentos que manejan las autoridades del
Banco de México a favor de que la inflación continúe con una tendencia a la baja
son: a) la eliminación de la tarifa que aplica a la larga distancia; b) el
incremento único en el precio del litro de la gasolina y el gas L.P., y que es
menor en comparación con los años previos; c) la reducción en las tarifas
eléctricas, y d) el nulo impacto que tuvo el incremento en impuestos a inicios
del 2014.
Segundo, se confirma que su principal
instrumento de política monetaria seguirá siendo la tasa de interés
interbancaria a un día, que se ubica al nivel del 3 por ciento. Este valor es
un referente y líder que utilizan los agentes en el sistema financiero mexicano
para guiarse en la determinación del costo del dinero cuando se solicita un
préstamo, crédito o financiamiento, o para la búsqueda de opciones de inversión;
ejemplificando (dos situaciones): primero, si un emprendedor –residente o no del
país- quiere poner en práctica su idea (negocio lucrativo) y no dispone de los
recursos, tendrá que utilizar una fuente de financiamiento para hacer realidad
su sueño; segundo, un extranjero que desea comprar instrumentos bursátiles
(acciones, Fibras, CKDes o de títulos de deuda) en la Bolsa Mexicana de Valores,
tomará en cuenta el rendimiento que pudiera ganar al “armar” su portafolio y
compararlo con otras tasas. El primer caso es una inversión de tipo real y la
segunda de cartera.
Y finalmente, el reconocimiento de la sobre
reacción que ha tenido la cotización del dólar en relación con el peso mexicano
que provoca que las importaciones sean más caras para los residentes en el país,
y en consecuencia, se vendan a precios más altos en los mercados domésticos.
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