El Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (CONEVAL) reportó el índice de la tendencia laboral
de la pobreza para el periodo que abarcó de octubre a diciembre del 2014 (dato
nacional y por estado). El indicador mide el porcentaje de personas que no
pueden comprar la canasta alimentaria con los ingresos que obtienen de su
trabajo, y sí se presenta un incremento (al comparar, por ejemplo, la variación
de un trimestre a otro), significa que más individuos no tienen los suficientes
recursos monetarios para satisfacer sus necesidades mínimas en comida.
Durante el primer mes del 2015, el costo de la
cesta en referencia fue de $1,276.14 pesos en las zonas urbanas, y de $897.30
para la gente que vive en las áreas rurales. Si el salario mínimo vigente para
San Luis Potosí, zona geográfica B, resulta ser de $66.45 pesos diarios, un
trabajador quien tenga su residencia en la capital, ganaría $1,993.5 al mes,
por lo que, tendría que gastar el 64% de su ingreso en cubrir sus necesidades
de alimentación, quedándole $717.36 para el resto de los bienes y servicios que
llegase a comprar (transporte, educación, vestido, vivienda, pagos por el uso
en servicios de agua, luz eléctrica, teléfono, etc.) o si “sobra”, ahorrarlos.
Lo anterior describe la situación de un sujeto
quien recibe por su esfuerzo de ocho horas el salario mínimo general. Sin
embargo, si el ejercicio se realiza en función de la profesión (se reconocen
cincuenta y nueve, considerando también oficios y trabajos especiales por parte
de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos), por ejemplo, el reportero (a)
gráfico (a) en prensa diaria impresa en la ciudad –en el otro extremo- recibe
$198.8 por día, teniendo al mes la cantidad de $5,964, y destinando el 21.3% de
su percepción en la adquisición de la cesta alimentaria.
El índice de la tendencia laboral de la pobreza
se elabora a partir de la información que se genera de la Encuesta Nacional de
Ocupación y Empleo (ENOE) que lleva a cabo el Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (INEGI). El indicador se comenzó a publicar a partir del primer
trimestre de 2005, y desde el 2008, la
variable muestra una tendencia hacia arriba para el país, lo que significa
que en los últimos siete años, se ha estado acumulando la cantidad de mexicanos
a quienes no les rinde su dinero para la compra de la canasta mínima de
alimentos.
San Luis
Potosí “sufre” una situación similar a la del ámbito nacional; aunque, si se compara el dato entre el tercer y cuarto trimestre
del 2014, se registró una disminución del -1.21%. Los estados de Oaxaca,
Hidalgo, Guerrero y Chiapas presentan trayectorias estables o fijas en el
tiempo (2005 – 2014), es decir, se ha mantenido constante el número de personas
con la insuficiente capacidad monetaria para la compra de los bienes que le
permiten cubrir sus necesidades en alimentación, y que residen en esas áreas
geográficas. Y el resto de las entidades federativas muestran alzas en el
indicador en mención, sin embargo, a ritmos de crecimiento diferentes.
El comunicado que hizo el CONEVAL en relación
con el índice de la tendencia laboral de la pobreza se contrasta –y no se puede
evitar- con los datos históricos de la inflación en el país, y sobre todo por el
objetivo prioritario que busca el Banco de México de mantener la estabilidad
del poder adquisitivo de la moneda nacional (y que sin duda alguna, se ha
logrado si se comparan las cifras de la variación en los precios entre la
década de los ochentas con los recientes años).
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