En estos últimos días, el precio del dólar en el mercado
cambiario en México se ha incrementado hasta alcanzar –casi- los dieciséis
pesos por la compra de esa moneda extranjera. El Secretario de Hacienda
confirmó que en estos primeros meses del año, se ha tenido una depreciación del
4.5%. Este mismo comportamiento está sucediendo en otras economías, para
ejemplificar: el peso colombiano se ha depreciado en un 8% en relación con la
moneda estadounidense; el dólar canadiense un 10%; el euro un 12%, y el real
brasileño un 15% (datos citados por parte del Dr. Videgaray, Secretario de
Hacienda, durante su intervención en la
vigésima octava edición del Congreso Mexicano de la Industria de la
Construcción).
Este fortalecimiento del dólar se debe a la imperante
incertidumbre financiera internacional. A finales del 2014 e inicios del
presente, los pronósticos apuntaron hacia ese escenario, basado –todavía- en lo
que sucedió hace seis años y medio (inicio de la crisis económica global que “estalló”
en septiembre de 2008), y que aún se sigue padeciendo sus secuelas. Es decir,
los responsables de la política económica en Estados Unidos comenzaron con un
programa de estímulo monetario para recuperarse de los problemas que se venían
venir por la “burbuja inmobiliaria”, y que concluyó en octubre de 2014 (la
Reserva Federal suspendió la compra de activos, dejando de “inyectar” recursos
monetarios), y lo que sigue es volver a la “normalización”, esto significa, incrementos
en las tasas de interés en el vecino país del norte.
En contraste, economías como la de Japón, China y la Unión
Europea han emprendido políticas monetarias expansivas (compra de activos) y la
implementación de tasas de interés reducidas. ¡Hay un dilema! Y esta situación
de “diferencias” es un argumento que explica el comportamiento mundial del
dólar y que afecta al peso mexicano.
La explicación se sustenta en la lógica de que cualquier agente
económico quien busca opciones financieras o de portafolios para invertir, siempre
tendrá como objetivo el lograr el máximo rendimiento de su dinero, en
consecuencia, “mandará” sus recursos hacia a aquellos lugares que le ofrezcan
más; entonces, sí Estados Unidos pretende subir la tasa de interés, mientras
que, los demás las van a disminuir, ¿en dónde preferiría invertir? Por lo
tanto, un individuo que dispone de su capital en pesos mexicanos, y está
informado sobre los escenarios que vendrán, retirará del país su caudal (“fuga
de capitales”), pero antes de irse, tendrá que acudir al mercado cambiario a
comprar dólares (provocando que aumente la demanda por esa divisa, y dada la
oferta, ocasionará que suba la cotización), y finalmente, ya teniendo los
recursos los “moverá” hacia alternativas más atractivas que estarán en el territorio
norteamericano. Lo anterior, también se está viviendo en otras partes del
mundo, por eso, el debilitamiento de las monedas en relación con el dólar
estadounidense, y la moneda nacional no es la excepción.
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